De ello son testigos Rubiela, Pedro y Yoryi, tres personas sordas quienes son Colaboradores del Parque Consotá.
Aunque la discapacidad nunca ha sido un problema para él puesto que desde muy niño aprendió a comunicarse por señas con su familia, lo que a la postre le sirvió para socializar con otros niños; a medida que fue creciendo y quiso ingresar al mercado laboral en su natal Cartago, Valle, se dio cuenta que las limitantes estaban en quienes, sin importar sus conocimientos y habilidades, decidían no contratarlo simplemente por su condición especial.
Esta es la historia de Yoryi Leandro Echavarría, un joven sordo de 31 años de edad, quien desde hace 8 meses hace parte de los colaboradores del Parque Consotá, de donde literalmente hay que sacarlo luego de su jornada, porque si por él fuera se quedaría las 24 horas, en este mágico lugar no solo encontró una oportunidad para laborar, sino a su segunda familia.
“Dios no me pudo dar un mejor empleo, acá en Consotá soy feliz, no solo porque es un lugar hermoso, lleno de naturaleza donde se trabaja muy bien, sino porque tengo unos compañeros y unos jefes con mucha calidad humana, los cuales todos los días nos enseñan a ser mejores. La comunicación en ocasiones es difícil, pero nos tenemos que acostumbrar, el jefe Diego Gallo nos colabora mucho. Nosotros no podemos depender de un intérprete, toca que nos esforcemos de ambas partes para entendernos. Muchos sordos de Cartago al contarles en lo que trabajo dicen que quieren estar aquí, pero yo les digo que primero deben llevar la hoja de vida a la Agencia de Empleo de Comfamiliar, como lo hice yo”, manifestó Yoryi, quien hace parte del equipo encargado de los alojamientos del Parque Consotá.
La sonrisa, su mejor lenguaje
Rubiela Sabogal, es la primera mujer sorda que trabaja en Consotá, lugar al que llegó luego de haber pasado con éxito cada una de las entrevistas. Desde ese momento, se convirtió en la consentida de sus compañeros, no solo porque realiza de muy buena forma sus labores de oficios varios en los alojamientos, sino porque su hermosa sonrisa, la cual permite apreciar sus blancos y perfectos dientes, se convirtió en su principal medio de comunicación. La Negra, como cariñosamente la llaman, tiene claro que entre sus mayores virtudes está su noble manera de ser, la misma que le ha permitido ganarse un lugar especial en su trabajo sin tener que pronunciar una sola palabra.
“Siempre quise trabajar, pero las cosas no se me habían dado. Sabía que Comfamiliar era una gran empresa, pues todo el mundo habla muy bien de ella, pero cuando uno ya está aquí, se da cuenta que las personas se quedan cortas, estoy muy feliz trabajando en Consotá. Yo no conocía el lugar, pero cuando llegué a mi primer día de trabajo quedé sorprendida, todo muy bonito: las piscinas, las canchas de fútbol, la pista de patinaje, los restaurantes, pero principalmente la generosidad de la gente, más que compañeros de trabajo, somos una familia. En otras partes los jefes a uno lo tienen como el negrito y lo rechazan. Por el contrario, aquí han sido muy incluyentes, jamás me he sentido discriminada”, acotó esta pereirana, quien en su nuevo trabajo en los alojamientos, encontró la mejor motivación para madrugar todos los días.
Una gran decisión
Según Laura Cifuentes, coordinadora del Alojamiento del Parque Consotá, uno de los pilares fundamentales en Comfamiliar Risaralda es la inclusión, se tiene claro que la discapacidad no es incapacidad y por ello, tomaron la decisión de incorporar a su equipo personas sordas, obteniendo muy buenos resultados porque tienen una gran disposición para aprender y cumplir con sus responsabilidades.
“Ha sido un proceso de aprendizaje tanto para ellos como para nosotros porque es la primera vez que lo hacemos en el Parque. Al principio nos daba un poco de temor porque estamos en un servicio de atención al público, entonces lo veíamos como una limitante, pero empezamos a cambiar el pensamiento. Son personas con muchos deseos de trabajar porque infortunadamente las posibilidades afuera no son muchas, entonces hacen el trabajo con mucho amor y alegría”, enfatizó la Coordinadora de Alojamiento.
Y muestra de ello es Pedro Pablo Timaná, quien sin importar su discapacidad, ha demostrado tan buenos resultados en tan poco tiempo, que hace un par de meses, y gracias a una vacante que se presentó en otra dependencia del Parque Consotá, fue promovido, mejorando sus condiciones contractuales.
Este deportista consagrado al atletismo desde hace más de 15 años, nunca se imaginó que revisando sus redes sociales, encontraría el trabajo soñado, pues al igual que Yoryi y Rubiela, es un enamorado de su espacio laboral.
“Un día estaba mirando el facebook, y un amigo me envió un mensaje que la Agencia de Empleo de Comfamiliar estaba necesitando un hombre sordo. Me puse las pilas, llevé la hoja de vida y nos entrevistaron a dos personas para el mismo puesto, yo rogaba para que me dejaran, y vaya alegría cuando me escogieron. Recuerdo que cuando llegué a mi casa y di la noticia, mis hijos y mi esposa me llenaron de besos, no pude contener las lágrimas. Inicialmente llegué a trabajar a los alojamientos en oficios varios, pero cuando llevaba tres meses, con la ayuda de mis jefes, presenté otra entrevista y afortunadamente me fue muy bien, allí las condiciones son mejores. Sin duda alguna, el trabajar en Comfamiliar me ha cambiado la vida”, concluyó Pedro Timaná.
El Dato
Con el objetivo de mejorar la comunicación con la población sorda que labora en el lugar, el personal del Parque Consotá está aprendiendo el lenguaje de señas. La idea del proceso no es solamente brindarles trabajo, sino hacerlo de la manera correcta facilitando todas las herramientas para una óptima inclusión.